viernes, 28 de mayo de 2010

LA EQUIDAD EN LA SOCIEDAD

LA EQUIDAD EN LA SOCIEDAD



Nuestra sociedad es una que promueve los ideales del discurso patriarcal. Entendemos por esto: que la superioridad del hombre es algo construido y no naturaleza del hombre en sí mismo. Tanto hombres como mujeres reproducimos estos entendidos en nuestra cotidianidad, en muchas ocasiones, inconscientemente.

La construcción del hombre, en una sociedad patriarcal, caribeña y latinoamericana como la nuestra, parte de las diferencias fisiológicas de carácter biológico que dan paso a las subjetivas. Estas subjetividades son, entre otras, el hombre como ente de poder, control, autoridad, conocimiento, fuerza, responsabilidad, protección, mesura, pero también, agresividad. A la mujer, se le construye, en contraposición, viéndose ésta como “sumisa, pura, débil, y hasta histérica”. Aquel o aquella que no se someta a su respectiva categoría pagará el precio con la marginación.Aunque hay un aparente consenso socio-cultural sobre el cómo deben ser el hombre y la mujer, sabemos que en la práctica cotidiana estas fronteras son flexibles y estas categorías están en una constante reconstrucción. Sin embargo, es amparándose en estas construcciones patriarcales de género que la sociedad, se vale para legitimar la marginación de individuos y/o grupos. En el hogar, en el salón de clases, en los trabajos y en los espacios públicos, hay un juego de poder del que ninguno está exento, donde unos marginan, humillan, explotan, reprimen y degradan al otro por cuestión de género. Mujeres y hombres indiferentemente de su orientación sexual se han mantenido resistiendo a las clasificasiones limitantes de esta sociedad.

EQUIDAD DE GÉNERO EN EL TRABAJO

LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL TRABAJO

En el contexto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) están comenzando a aparecer ideas en torno a la equidad de género como indicador de buenas prácticas o buen comportamiento ético. Para la mayoría, el concepto de género está en el discurso, porque es “políticamente correcto”, y algunas organizaciones empresarias están comenzando a aplicarlo por coerción o por conveniencia), y sólo en algunos casos por convicción, lo que asegura la sustentabilidad y coherencia.


En el contexto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) e incluso en el discurso de algunas empresas, están comenzando a aparecer ideas en torno a la equidad de género como indicador de buenas prácticas empresariales o buen comportamiento ético. Para la gran mayoría el concepto de género está en el discurso, porque es “políticamente correcto”, y algunas organizaciones empresariales están comenzando a aplicarlo por coerción (se lo exige algún donante o financista), por conveniencia (existe un sello de género que ayudará a vender mejor el producto entre las mujeres o a estar alineado con los nuevos estándares del mercado internacional), o por convicción (lo que asegura la sustentabilidad y coherencia).


Equidad de Género en la educación

EQUIDAD DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN



DISCRIMEN

La inclusión de género se enmarca en el mejoramiento de la calidad de la educación y la ampliación de la cobertura de la matrícula en el bachillerato técnico, políticas importantes del Plan Decenal de la Educación.


La medida de inclusión de género constituye la estrategia frente al resultado de la investigación, aplicada en 9 colegios de costa, sierra y oriente, organizada por la Dirección Nacional de Educación Técnica, CONAMU y el apoyo de Agencia de Cooperación Española.


Con los resultados de la investigación, la dependencia del Ministerio de Educación organizó un taller para socializar esta información y asumir la responsabilidad que amerita el caso, asícomo proponer soluciones que superen prejuicios culturales de un pueblo acostumbrado a ver en determinadas carreras solo a hombres, de manera similar en los estudiantes hombres que optan por carreras conocidas tradicionalmente como femeninas.


El mejoramiento de la calidad, la promoción de la innovación de los sistemas y las prácticas de formación deben considerar las necesidades de hombres y mujeres en la infraestructura, en los materiales educativos (sexistas), en la pedagogía de enseñanza no discriminatoria y sobre todo en la comprensión del entorno social, familiar y personal de los actores educativos.